Le he visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que le puso el camino, y le he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana. Que no me hablen de paisajes si no han visto su cuerpo.

viernes, 11 de octubre de 2013

Capítulo 9.

Cerré la puerta y después enrosqué su brazo con el mío. Anduvimos hasta el coche y él me abrió la puerta con una sonrisa en la cara.
-Que caballero, Styles- Dije mientras me abrochaba el cinturon, él sonrió, cerró la puerta y rodeó el coche- Y qué culo tienes.- Aproveché a decir ya que no me oía.
Harry abrió la puerta con una sonrisa amplia, se sentó en el asiento del conductor y se abrochó el cinturón.
-Gracias por el cumplido, el del culo digo- Dijo arrancando el motor y guiñándome un ojo.
Mis mejillas enrojecieron notablemente mientras él solo se reía. El viaje transcurrió rápido, con alguna conversación y alguna risa de por medio, pasados unos 15 minutos llegamos al restaurante, el cual pude identificar que estaba cerca de Paddington.
Me abrió de nuevo y salí mirando a mi alrededor, el restaurante era precioso. Tenía una gran entrada decorada con luces y un pequeño jardín en la parte delantera y en los laterales, rodeando el local. Nos dirigimos a la entrada y una chica rubia, metro setentaytantos, ojos azules y escote muy marcado nos recibió con una sonrisa un tanto forzada, más bien miró a Harry. Conocía ese tipo de miradas felinas, intentando seducir a toda costa y hambrientas. Esa mujer no me gustaba.
-Bienvenidos, ¿tienen reserva?- Preguntó la chica, apoyando los antebrazos sobre el atril, haciendo que se la viera aún más el escote. ¿Pero qué se cree?
-Esto... Sí- La mirada de Harry pareció agradecer la posición de la mujer, le dí un codazo en las costillas y él se aclaró la garganta- A nombre de Harry Styles.
La chica le sonrió 'amablemente' y miró la lista que se encontraba en el atril.
-Aquí está, para dos ¿no?- Me miró por primera vez en toda la noche y la verdad que no con un gesto muy amable. Antes de que Harry dijera nada, interrumpí yo.
-Sí para dos, él y yo- Dije agarrando del brazo a mi acompañante- Y sécate la baba cielo, que algún camarero se va a resbalar.- Harry me miró ojiplático, la recepcionista me dedicó una mirada venenosa, cogió dos cartas- Síganme por aquí- Dijo ella comenzando a andar hacia nuestra mesa.
-Siempre la estás liando, no te puedes estar callada- Me susurró Harry, con una pequeña sonrisa.
-Pero si casi te come aquí en medio- Me defendí yo.
-¿Celosa?- Su sonrisa creció notablemente.
-¿Yo? Para nada- Dije soltando una risotada.
La mujer se fue después de un 'si necesitan algo llámeme' a Harry. Éste mismo me separó la silla de la mesa para que pudiera sentarme y luego rodeó la mesa para sentarse él.
-Que caballero estás siendo hoy, ricitos.- Dije echando un vistazo a la carta.
-Pues como siempre- Responde él con su peculiar sonrisa.
-No te eches flores tampoco, eh.- Dije con una amplia sonrisa, él subió la vista y sonrió. Dios esa sonrisa, esos hoyuelos, esos dientes blancos perfectamente alineados. Matador.
Después de tirarnos media hora discutiendo sobre que pedir y demás bobadas, vi pasar a mi querida rubia. Decidí dar por saco un rato.
-Oye, señora, ya sabemos que vamos a tomar- La chica se me giró y nos sonrió falsamente, sabía que llamarla señora la había jodido la noche.
Harry me pegó una ligera patada en la espinilla y yo sonreí incluso más. Pedimos y la chica desapareció, empezamos a hablar de estupideces, nos reíamos muchísimo, la verdad es que estaba disfrutando muchísimo.
JADE
Me tiré en el sofá a ver Glee, mientras comía patatas. Odio no tener planes hoy, todos mis amigos salían de fiesta y Soph tenía la cena con Harry. Cuando estaba a punto de levantarme a hacer palomitas me vibró el móvil.
De: Louis T.
¿Qué haces? Deberíamos hablar... xx.

Me revolví un poco en el sofá al leerlo. Es obvio que teníamos que hablar, pero no era un tema agradable, quiero decir ¿qué es lo que hay que hablar? Nos besamos, él tiene novia, fin. De todas maneras lo que se suele hacer en estos casos es hablar ¿no? Pues se habla.
Para: Louis T.
Nada, tele. Sí, deberíamos, pásate por casa un rato, voy a hacer palomitas y hablamos. Besos xx.
De: Louis T.
En 10 minutos estoy allí x.

Miré mi atuendo y me reí un poco, quizá recibir a tu ex en ropa interior no es la mejor opción, no. Me puse unos pantalones de chándal ultra anchos y una camiseta cortita. Puse las palomitas en el microondas y me senté en la encimera. El olor de las palomitas es una de las cosas que más me ha gustado siempre, me encantaba oír como explotaban una a una y como la bolsa poco a poco se iba hinchando. Oí un timbrazo, ¿cómo había subido directamente? Corrí hacia la puerta y abrí, dios. Casi me caigo de la perfección. Llevaba el pelo en tupé, un jersey finito, unos pitillos y unas vans negras. Los jerseis le quedan tan bien...
-Hola- Dijo él, rompiendo el silencio.
-Hola.
Beso en la mejilla, demasiado cerca para ser simples amigos, demasiado lejos para ser pareja.
-Siéntate en el sofá, voy a por las palomitas.- Le dije señalando el sofá.
5 minutos después estábamos sentados en el sofá, comiendo palomitas y hablando de todo menos de lo del beso.
LOUIS
El atuendo que para ella es de vagabunda y de domingueo me estaba matando. La manera en la que esos pantalones de chándal de chico dejaba que viera la mitad de su ropa interior y que la camiseta corta enseña el vientre plano y los perfectos huesos de las caderas que tiene me estaba torturando. Torturando dulce y lentamente. Después de jugar a tirarnos palomitas e intentar cogerlas al vuelo con la boca, decidí que era hora de hablar.
-Oye lo del beso...- Empecé a decir yo, mirando al bol de palomitas medio vacío.
-Creo que deberíamos olvidarlo, no se, estuvo mal, pero pasó y punto.- Explicó ella. Yo no estaba seguro de sí quería olvidarlo o no.
-Sí, será lo mejor.
Hubo un silencio eterno, ninguno de los dos nos mirábamos, hasta que ella rompió el silencio tirándome un palomita a la cara. Me reí y le tiré otra, ella hizo lo mismo hasta que tras dos docenas de palomitas después y ahogados en carcajadas, cogíó el bol y lo vació sobre mi cabeza, perdió el equilibrio al estar de rodillas en el sofá y se calló encima de mí. Mierda, esto era demasiada casualidad, estaba demasiado guapa como para dejar que se apartara.
Justo cuando iba a echarse para atrás la agarré de la cintura de modo que volvió a caer sobre mi cuerpo. Nos quedamos mirando unos segundos y yo mismo uní mis labios con los suyos, no fue un beso suave como la otra vez, fue uno con más pasión, más acalorado. Nuestras lenguas se unieron al instante, moviéndose en círculos e intentando ganar a la otra. Así estuvimos unos minutos, sin separarnos, pero ella empezó a tirar de mi camiseta (el jersey me lo quité al entrar) y segundos después ya estaba en el suelo.
Me recorrió un escalofrío cuando sus manos frías tocaron mi pecho, que en esos momentos ardía. La miré, me miró. No hizo falta que dijera más y ella se quito la camiseta. Baje la mirada hasta su pecho, haciendo que me faltara el aire. La volví a pegar a mí y la volví a besar. Volaban caricias, no nos separábamos, ambos sabíamos que estaba mal, pero a ninguno de los dos pareció importarle.
Jade empezó a desabrocharme la bragueta pero en un instante los dos paramos a la vez. El jodido telefonillo.
-N-no abras- Dije contra sus labios.
-Vístete.- Susurró ella, mientras se ponía la camiseta.
Cogí el telefonillo y al ver por la camarita me alarme. Mierda, mierda, mierda.

1 comentario:

  1. Me encanta, ¿La vas a dejar? Por favor no la dejees. Que me muero. Me estoy muriendo de la intriga por saber quien llamó a la puerta.

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